Cinismo y saqueo…
Devuelven Notaría Pública a quien
inició la debacle en Baja California
inició la debacle en Baja California
Con Xicoténcatl Leyva, se abrieron
las puertas a los grupos criminales
las puertas a los grupos criminales
Se adueñó de millones de metros de
terrenos; su prestanombres: Bonilla
terrenos; su prestanombres: Bonilla
Tijuana. B.C., febrero 25.- El cinismo
y el saqueo; la extorsión y la venganza; el cobro de “agravios” y el pago de
favores de hace más de 30 años, son el sello de la conducta, que calca en su
administración el “ingeniero” Jaime Bonilla Valdez, el mismo que se hizo a
imagen y semejanza de su creador, de su “padre” político, Xicoténcatl Leyva
Mortera, de quien ha sido prestanombres y al amparo de quien, amasó la fortuna
que hoy presume
En
Baja California, no hay cafetería en donde se reúnan políticos, aspirantes a serlo,
periodistas e integrantes de la nueva corriente de oportunistas y trepadores
que de ayer a hoy, son “fieles” militantes de Morena y, obvio, adoradores que
aplauden a su abanderado, el gringo que (des) gobierna el Estado, Jaime Bonilla
Valdez, que no repitan la historia de saqueos, abuso y atropellos en que se
incurría en el tiempo de Xicoténcatl Leyva Mortera.
Nadie ignora, que
es precisamente el nuevo notario en su momento de jefe del Ejecutivo estatal, cuando
le abre la puerta y entrega a la entidad a los más sanguinarios grupos
criminales que operaban en el norte y noroeste del país; su hechura política,
su hijo, como llama Xicoténcatl a Bonilla Valdez, es el quien se encarga de los
acercamientos.
Hoy con el cinismo
que los distingue, el secretario de gobierno, Amador Rodríguez Lozano, en la
reunión que ofreció para presentar a nuevos notarios, jugó la parte, “se distrajo” y advirtió para evitar malas
interpretaciones:
“Ahhh, antes,
sin más y para evitar malas interpretaciones… Hay un nuevo notario que no vino
y de una vez lo digo, porque no quiero que quede como algo subrepticio. Ese
nuevo notario, es Xicoténcatl Leyva Mortera, quien fue notario hace 30 años y,
por las presiones del entonces gobierno panista (¿cuál, si en Baja California,
controlaba todo el PRI?) por la falta de… de… por el asedio permanente que tuvo
en aquel momento, tuvo que renunciar, sin embargo nunca perdió la patente; o
sea renunció a la notaría, pero nunca perdió la patente… Lo decimos
abiertamente, para que no vayan a decir que nos sacamos un as de la manga”,
atajó Amador, con ese tono servil que sólo él sabe imprimir, agachón, fiel a su
estilo personal de la política de la bicicleta: patear a los de abajo y
agacharse con los de arriba.
La caída como
gobernador del Estado de Xicoténcatl Leyva Mortera, se dio en el arranque de la
gubernatura de Carlos Salinas de Gortari, el 5 de enero de 1989, como
consecuencia de que el Estado se desmoronaba en el caos.
A mediados de
la década anterior, en su oficina de la Zona del Río, el también ex gobernador
por el PAN, el primero de su signo político a nivel nacional, Ernesto Ruffo Appel,
me platicó cómo se fue construyendo la caída de Xicoténcatl:
“Cuando Carlos
Salinas vino a Baja California como candidato, en una reunión que sostuvimos
con él, le comenté a su coordinador de campaña, Ernesto Cedillo: oiga usted,
son muchos los atropellos que comete ese señor; en Ensenada tenemos que limpiar
con el apoyo de los domperos (camioneros), ellos nos ayudan a levantar la
basura en el municipio, pero le batallamos mucho. La respuesta del doctor
Zedillo, fue el adelanto de la tumba política (de la que lo sacó su cómplice
Jaime Bonilla) de Xicoténcatl… Eso se va a arreglar muy pronto, me respondió… Y
así fue”.
Hoy, Jaime
Bonilla, cumple el capricho del anciano de cabello teñido y arrebatos de
adolescente acosador, de volver a una notaría, a pesar de que la designación se
dé al margen de la justicia y la legalidad”.
La entrega de la notaría a
Xicotpencatl, dice uno de los notarios de la ciudad, en desacuerdo con esa
designación, es el pago a Jaime Bonilla Valdez, por las 3 décadas de servicio
como prestanombres, para la venta de millones de metros de terrenos de los que
se adueñó Xicoténcatl Leyva, responsable del desorden y crecimiento desbordado
que se registró en Tijuana y Mexicali en los 80´s.